sombra superior
  • Inicio >
  • El último viaje de la Voyager 1
El último viaje de la Voyager 1
El último viaje de la Voyager 1

Las sondas automáticas estadounidenses Voyager 1 y Voyager 2, lanzadas al espacio en 1977, han aportado cuantiosa información sobre las condiciones ambientales de los planetas más lejanos del Sistema Solar. A la importancia de esos datos se suma ahora la entrada en el espacio exterior de la primera de estas naves, confirmada a mediados de septiembre de 2013, que supone su incursión en regiones del cosmos jamás exploradas por el ser humano.





Con el nombre de Voyager se designó el programa de investigación desarrollado por la agencia espacial norteamericana (NASA) para el estudio de los planetas exteriores de nuestro Sistema Solar. La NASA se sirvió en este proyecto de dos sondas automáticas gemelas, Voyager 1 y Voyager 2. La fecha de lanzamiento se invirtió con respecto a la numeración de las naves. La Voyager 1, cuyo recorrido previsto era más corto, fue propulsada al espacio desde la Base Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida, Estados Unidos), el 5 de septiembre de 1977; en 1979 pasó junto a Júpiter y después siguió viaje hacia Saturno, que alcanzaría en 1980. Por su parte, la Voyager 2 salió de la Tierra el 20 de agosto de 1977. Su itinerario, más largo, rondó cuatro planetas: Júpiter, que alcanzó en 1979, Saturno (1981), Urano (1986) y Neptuno (1989). Ninguna otra nave espacial ha visitado los dos últimos astros. Hasta la fecha, la misión Voyager ha supuesto para la NASA un desembolso de 988 millones de dólares (741 millones de euros).



La actividad suplementaria de la Voyager 1

Una vez culminada su misión, la Voyager 1 prosiguió con su recorrido espacial, fuera ya de control humano pero manteniendo la emisión de señales gracias a su equipo de generadores eléctricos termonucleares de plutonio 238, que mantienen operativos los instrumentos científicos de la nave.

La Voyager 1 transmite diariamente datos a la Tierra a una velocidad de 160 bits por segundo. La señal se recibe en las antenas de la Red de Espacio Profundo (DSN) que la NASA tiene instaladas en distintos puntos del globo terráqueo. La información es analizada por una decena de investigadores adscrito al Jet Propulsion Laboratory (JPL), departamento de la NASA encargado de la exploración robotizada del espacio, con sede en Pasadena (California, Estados Unidos).

De este modo, una misión diseñada para un período útil de cinco años sigue viva treinta y seis años después de su inicio, aunque la operatividad de la sonda no será ya muy dilatada: está previsto que sus baterías funcionen hasta 2025. A partir de entonces, nunca más habrá noticia de los derroteros seguidos por la nave.



En el espacio exterior

A mediados de agosto de 2006, el JPL comprobó que la Voyager 1 se hallaba a más de 15.000 millones de km de la Tierra, así como que seguía su travesía espacial en dirección a las fronteras del Sistema Solar, límite que traspuso a finales de agosto de 2012. Sin embargo, la confirmación oficial de dicho tránsito no tuvo lugar hasta mediados de septiembre de 2013, cuando la nave ya se encontraba a más de 18.000 millones de km de nuestro planeta. La noticia fue divulgada en un artículo de la revista estadounidense Science.

Se trata del primer artefacto humano que supera las lindes de la heliosfera (burbuja invisible de partículas energéticas emitidas por el Sol), por lo que esta travesía puede considerarse todo un logro en la historia tecnológica de la humanidad.

La causa del retraso en la confirmación del evento estriba en la necesidad de analizar meticulosamente las señales que la sonda sigue emitiendo hacia la Tierra. El principal indicio de ubicación procedió de los registros de electrones tomados del exterior. La teoría prescribe que el número de partículas energéticas ambientales debe acrecentarse exponencialmente fuera del ámbito solar. La diferencia de valores obtenida indica que la Voyager 1 se encuentra en las regiones ignotas del espacio exterior.



Mensaje de la Tierra

La prolongación del viaje de las dos sondas Voyager ya estaba previsto de antemano, por lo cual se las dotó de un testimonio acústico y gráfico acerca de nuestro planeta. Consta, por una parte, de un disco de oro con diversos sonidos registrados: unas palabras de cumplimentación de Kurt Waldheim, secretario general de las Naciones Unidas entre 1972 y 1981; música de distintos estilos y países del mundo, saludos en 55 idiomas y un conjunto de sonidos propios del planeta. De otro lado, incluye 115 imágenes con un croquis de ubicación del Sistema Solar, unidades de medida y descripciones tanto del planeta como de la especie y la sociedad humanas. Toda esa información fue diseñada por un comité de científicos dirigido por el astrónomo y cosmólogo estadounidense Carl Sagan (1934-1996).

Como puede deducirse fácilmente, con este material se pretende informar acerca de la presencia humana a cualquier civilización que las sondas pudieran hallar en su errático navegar. Sin embargo, la posibilidad de que la Voyager 1 alcance un lugar habitado, de existir este, es muy remota o será en exceso tardía para que la humanidad se percate de ello: a su velocidad de crucero actual, 17 km por segundo (1.468.800 km diarios) tardará unos 70.000 años en alcanzar el sistema planetario más cercano al Sistema Solar.




Fuente bibliográfica: Gran Enciclopedia Interactiva
© 2013 EDITORIAL OCÉANO
Imagen cabecera: © AFP



© Editorial Océano 2024. Todos los derechos reservados | Información legal
sombra inferior